Leyendo en Madrid en casa de F., dejando huecos en su biblioteca por recomendación. Y como éste, otros tantos. Gracias, F., por esas noches de lectura.
Estarás brizna y desnuda. Lejana.
Escucharé tu voz de antiguo sendero
y un viento esbozará tu figura en las cortinas.
Sabré que he tanteado tus zaguanes,
su blancura de balido.
Algún pájaro trazará en el aire
el cansancio de tu caligrafía.
Entonces esta historia será una distancia.
O una deuda con el ademán más triste de tu mano.
***
Hay día y noches en que el lenguaje
desearía hacerte el amor
con lentitud de ejército derrotado.
*De Como si al otro lado latiera (Endymión, Madrid,
1994).
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