Hace unas semanas hablábamos con MM una tarde (dichosa la tarde, dichosos los días aquellos) sobre la importancia de las bragas. No ya como prenda necesaria para algunas mujeres, sino como símbolo sexual. Le recordaba yo este poema de José María Álvarez y no sabía él si lo había leído o no. Estoy segura de que sí.
Éstas no están sobre una tumba, MM, pero podrían.
YCTANIZ
«Musafir “Huésped, visitante”—
El que viaja por medio de la reflexión mental (Fikr) sobre los inteligibles;lo cual es
entender las cosas invisibles a través de la analogía de las visibles (I’Tibar), de
modo que pueda cruzar (Abara) desde la orilla de este mundo a la otra»
IBN AL´ ARABÍ
Esta prenda, suave, delicada,
casi caliente aún, aún húmeda
de ti.
Aspiro
su olor, hundo mi rostro
en ese perfume
mojado
que abre a mis ensueños
los mares de la dicha.
Siquiera imaginar que te ha rozado,
que esa humedad es tuya,
esta dulcísima manchita
que beso.
¿Tendrá la Muerte
este olor? ¿Esta sensación de suavidad?
¿Esta tibieza?
Ah, déjame
un instante aún palpándola.
Tarda en volver del baño.
Déjame
cerrar los ojos, inhalar su fragancia
y comulgar con ella.
Ah, vida mía,
esto sí que es el «éxtasi amoroso»
que abrasaba a Quevedo.
Casi me causa más placer
que acariciarte a ti.
José María Álvarez
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