Me gustan las fotos de rodajes.
Tienen algo de voyeur, como cuando tus padres se besaban pensando que nadie los veía y eras testigo de "eso" que no entendías. Toda la historia que había detrás y que no conocías.
Me gusta ver así a los actores. Me gusta ver sus caras fuera de escena. Se humanizan.
Son escenas casi tan mágicas como las de la película. Porque a veces la magia no es sólo el resultado, sino el proceso.
Ese Bowie que sonríe, muy cómplice, a Connelly. Ese Jeremy que observa casi con miedo a la pequeña Lo. La risa estridente de Ford o la aridez de Pacino. La aparente torpeza de Murray. La intimidad entre Tarantino y Uma.
Me gusta verlos así. Torpes, riendo, concentrados. Recibiendo órdenes. Cansados.
Porque lo que hay detrás también es importante, aunque no lo veamos.