XIV
También ella ama al pájaro de las sospechas.
Su voluptuosidad tinta los arroyos y las fuentes.
Nacida de una herida, no fue la sangre su vehículo.
Cuando desaparece el mundo bajo su túnica
y entre sus piernas naufragan las naves,
la mañana se llena de nubes incendiadas.
Marina Aoiz
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