lunes, 11 de enero de 2016

There's a starman waiting in the sky


Me ha llamado Cactus a las 8.00 h: Ha muerto Bowie. Te llamaba para que no te enteraras por Facebook.

Y desde entonces, el teléfono no ha dejado de sonar. Que si el wasap, que si mensajes de Facebook, que si llamadas.

Chicos, ha muerto Bowie. No saben quién es. Conocen sus canciones (ésta me suena, sí), pero para ellos no ha muerto nadie. Me pregunto si, cuando Elvis, los jóvenes reaccionaron así. No lo creo. No hagas un drama, me dice algún compañero. No, no es un drama: es la sensación de sentirse algo más solo. Que se va otro más. Y te da por pensar, claro. Veremos morir a Bill Murray, por ejemplo, como ya pasó con Lou aquella madrugada.

Llamo a Pablo; está como yo. Hablo con Alberto, jodidísimo. Caro, Eli, Sam, Patricia, Teresa (como una viuda enamorada), Vero. Y Joaquín. Se acuerda de muchas cosas, como todos nosotros. Porque eran sus canciones como rayos de luz, joder. Poderosos rayos de luz que te llevaban a no sabes muy bien dónde.

Al otoño del 85, cuando papá me lo ponía mientras me ataba las cordoneras y me decía que no anduviera descalza. O el coche con las ventanillas abiertas camino a la playa con el Rebel, rebel de Caro. Creías que estabas en el espacio de verdad con aquel tema, que podías flotar, ¿a que sí? ¿A quién lo le remueve Ashes to ashes? O Laura y Lucía camino de Albacete gritando Under pressure y diciéndonos ¡ponla otra vez, ponla otra vez! Y yo insistía en que la versión con Annie Lennox les gustaría, la complicidad entre ellos, su traje verde de perfecto caballero. China girl, que le encantaba a Vero y siempre me recuerda a ella.

Su pelo, sus ojos, sus cambios –constante evolución-, su ropa que me fascinaba de cría. Aquel primer novio y el The man who sold the world, sin la botella de anís, pero que tocaba tanto, que nos hacía sentir especiales. Abssolute beginners, Samu, ¿cuántas veces la escuchamos, a ella y la versión de Bunbury? ¿Quién no se enamoró de Jareth, el rey de los Goblins? No tienes poder sobre mí, repetías. ¿A quién no sedujo en El ansia, con ese aire del siglo pasado, chupador de sangre, depredador, pero tan elegante?

Starman que ya es Paco. Ya no hay nada que sea más Paco que esa canción.

En fin. La banda sonora de una vida.

Se ha ido como lo hacen los caballeros. 

Gracias, Bowie, por todo.




PD: Que sí, que los músicos no mueren, que nos quedan sus canciones. Palabrería, al final. Los que le amamos, no podemos dejar de sentirnos terriblemente solos.



https://www.youtube.com/watch?v=o3lYH9iMca8




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