martes, 17 de noviembre de 2015

VERS LA FLAMME, de Juan Lozano Felices


VERS LA FLAMME

      (ALEGRIA)


Alegría por el sol mojado
sobre el lomo de los delfines.
Por los argonautas que pusieron
nombre a las constelaciones
y por los ojos de los gavieros,
donde desaguan todos los azules.
Alegría por la fruta
que cada estación regresa
y por la tregua vertical
del canto de los pájaros.
Alegría por la explosión
de los salmones en el río
y por el cortejo nupcial
de los ciervos, alegría.
Por los crepúsculos que incendian
 las cúpulas de Venecia
y por la tenue melancolía
 de los tejidos adamascados, alegría.       
Alegría por las distintas gradaciones
 del plumaje de las aves
y  por la música de Mozart
 que hace vibrar el cristal de Bohemia
y por la de Haendel que es todo
 lo que quiero oír esta noche.
Alegría por el nombre de mujer
 que tuvo Aquiles en el gineceo,
por aquellos que frecuentan
el noble arte de la esgrima
y por los días en que algo comienza
 y algo se termina, alegría.
Alegría por las mujeres-mito de Cirlot
 y por su colección de espadas,
por las alegres milicias
de Maryland y de Virginia,
por las batallas ganadas y por las perdidas
y por el general Lee y sus bravos
muchachos de uniforme gris, alegría.
Alegría por la velocidad,
que es hermosa y se basta a sí misma
y que es al hombre lo que el trueno
 a la manada de gacelas.
Alegría por el macguffin de Hitchcock
y por el toque Lubitsch
y por Rosebaud que nunca podrá
 revelar del todo su misterio.
Alegría por los verbos que no soportan
el imperativo y por el momento
en que se cruzan los funiculares, alegría.
Alegría por los jardines  de Villa Borghese
 que nos hacen permeables
a la tragedia de Pauline Bonaparte
porque no pudo dejar de amar.
Alegría por la hermosa cabellera
de Simonetta Vespucci
porque certifica la gravedad
y es contrapeso sensible a la luz.
Alegría por el momento
en que Sherezade comienza a hablar. 
Por La Tempestad de Shakespeare
que es despedida, mito y mascarada.
Por el hogar que se aviva
en Baker Street, cada vez
que abrimos  un libro de Sherlock Holmes,
 y por Vailima y por el viento
en las velas de La Hispaniola, alegría.



Juan Lozano Felices



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