lunes, 23 de abril de 2018

LO TENGO MUY CLARO



Yo no celebro el Día del Libro. No porque vaya en contra de lo establecido -que también-, ni porque regale y compre libros muchos días al año -que también-, ni porque me parezca un poco absurdo celebrar en un solo día la maravilla de eso que llaman Literatura -que también-. Pero aunque no lo celebro, comparto hoy un fragmento de Ausonio que bien se ha de tener presente cada día. Disculpen mis profesores de Latín alguna traducción "libertina" que me he permitido.

Podría haber traído aquí a Horacio, Ovidio, Homero, Tácito, Catulo, Propercio, Séneca o Sófocles. Es fácil echar mano de tantos… O a González Iglesias, Praena, José Carlos Llop, Biedma, Colinas, Brines, Luque, Cernuda, Villena, Wolfe o a mi amado Álvarez. Y tantos más que sirven de ejemplo de buena Literatura.

Pero hoy, concretamente hoy, sólo hay un verso que me persigue todo el día. Me lo recuerda una mancha verde al final del pasillo, al entrar a clase, bajando la escalera o subiéndome al coche. Es el siguiente: collige, virgo, rosas

Y es cierto.


sábado, 14 de abril de 2018

SE MUERE ASÍ. O EN BATALLA.




Y no es que dude de su victoria final. Lo más probable, amor mío, es que el desdichado tiempo que vivimos, y el más infausto que la benevolencia de los dioses acaso nos ahorre, presencie el deplorable espectáculo de un igualitario rebaño ya por fin totalmente amaestrado y, lo que es peor, higienizado. Seguramente todo lo que ha representado nuestro placer y nuestros sueños desde la prosa de Reyes a la preminencia de los mejores, no sobrevivirá al último de nosotros que aún lo lleva en sus ojos. Pero que estos gorgónidos incansables nos amarguen nuestro final… Sobre todo es barato. Ya sabemos que ellos no fuman, no beben, hacen gimnasia, no leen a Stendhal, no son propensos a dejarse la piel en lechos suntuosos con mujeres como tú, no darían su vida por un aria de Mozart o por La Traviata. ¿Pero no podrían, al menos, callarse sus mentecaterías unos pocos años? (...)

Tú y yo siempre hemos pensado que se debe morir de la misma forma que se ha vivido, contemplando lo que a lo largo de la vida has dispuesto como tu decorado. Hay que beberse la última copa, fumarse el último cigarro, besar a la última mujer, leer la última página y escuchar la última ópera. Se muere así. O en batalla. 



José María Álvarez
La esclava instruida


viernes, 23 de marzo de 2018


Y un día, sin más, desaparecerán. 
Como nosotros.















*Algunas las compartió Mikel Sanz Tirapu en su álbum de Facebook, 
titulado LEÍDO EN LAS PAREDES, una iniciativa chula.


sábado, 3 de marzo de 2018

TODO ESO TAMBIÉN LO ERA


No os pido que me creáis bajo palabrasino solamente que, si alguna vez vais a Romaabráis los ojos y escondáis este libro.

Stendhal






ROMA


¿Recuerdas una tarde en que te puse flores
granates en el pelo, allá en el Aventino?
Parecías talmente una diosa pagana.
O mejor, una ninfa: la Dafne legendaria

miércoles, 28 de febrero de 2018

DOLCE FAR NIENTE


Despiciam dites despiciamque famem.
Tibullus



In memoriam M. D. M.



Suena el Concierto para clarinete en A mayor, de Mozart. Otras veces suena el dueto de Lakmé, de Delibes. Siempre la misma imagen: la hermosísima Liv Tyler sobre la hierba fresca en aquella película de Bertolucci, “Belleza robada”

Ponte en situación, M. 


Vastos campos. Olivos, pinos, encinas. Y sol, un sol radiante, que alterna -en otros recuerdos- con una lluvia severa, unas nubes negras que no permiten que salgamos de casa. Huele a pan, algunas piezas en un frutero de madera. Las hojas se mueven lentas. O en la ventana golpean las gotas de lluvia, tímidas al principio, o nos sentamos a la orilla de una pequeña balsa que hace las veces de piscina para refrescar ese leve sudor que se pega a los cuerpos en verano. Y nada más.

Eso es el dolce far niente.

Te lo explicaba el otro día, sin llegar a concretar. Intentaba yo hacerte entender esa sensación (lo que para mí supone ese concepto), cuando de repente me vino -cómo no- Tibulo y su primera elegía a la cabeza. Recordaba casi de memoria los primeros versos, y decidí hacer una versión mía de este poema.

Evidentemente -para el que tenga nociones de latín- se verá que es una traducción bastante fiel al original, con algunos giros algo forzados en castellano, pero de eso se trata. Mejor que en latín no puede decirse lo que el elegíaco nos contaba en estos versos. 



Divitias alius fulvo sibi congerat auro
Et teneat culti iugera multa soli,
Quem labor adsiduus vicino terreat hoste,
Martia cui somnos classica pulsa fugent:
Me mea paupertas vita traducat inerti,               
Dum meus adsiduo luceat igne focus.
Ipse seram teneras maturo tempore vites
Rusticus et facili grandia poma manu;
Nec spes destituat, sed frugum semper acervos
Praebeat et pleno pinguia musta lacu.              
Nam veneror, seu stipes habet desertus in agris
Seu vetus in trivio florida serta lapis,
Et quodcumque mihi pomum novus educat annus,
Libatum agricolae ponitur ante deo.
Flava Ceres, tibi sit nostro de rure corona               
Spicea, quae templi pendeat ante fores,
Pomosisque ruber custos ponatur in hortis,
Terreat ut saeva falce Priapus aves.
Vos quoque, felicis quondam, nunc pauperis agri
Custodes, fertis munera vestra, Lares.               
Tunc vitula innumeros lustrabat caesa iuvencos,
Nunc agna exigui est hostia parva soli.
Agna cadet vobis, quam circum rustica pubes
Clamet 'io messes et bona vina date'.
Iam modo iam possim contentus vivere parvo               
Nec semper longae deditus esse viae,
Sed Canis aestivos ortus vitare sub umbra
Arboris ad rivos praetereuntis aquae.
Nec tamen interdum pudeat tenuisse bidentem
Aut stimulo tardos increpuisse boves,               
Non agnamve sinu pigeat fetumve capellae
Desertum oblita matre referre domum.
At vos exiguo pecori, furesque lupique,
Parcite: de magno est praeda petenda grege.
Hic ego pastoremque meum lustrare quotannis               
Et placidam soleo spargere lacte Palem.
Adsitis, divi, neu vos e paupere mensa
Dona nec e puris spernite fictilibus.
Fictilia antiquus primum sibi fecit agrestis
Pocula, de facili conposuitque luto.               
Non ego divitias patrum fructusque requiro,
Quos tulit antiquo condita messis avo:
Parva seges satis est, satis requiescere lecto
Si licet et solito membra levare toro.
Quam iuvat inmites ventos audire cubantem               
Et dominam tenero continuisse sinu
Aut, gelidas hibernus aquas cum fuderit Auster,
Securum somnos igne iuvante sequi.
Hoc mihi contingat. Sit dives iure, furorem
Qui maris et tristes ferre potest pluvias.               
O quantum est auri pereat potiusque smaragdi,
Quam fleat ob nostras ulla puella vias.
Te bellare decet terra, Messalla, marique,
Ut domus hostiles praeferat exuvias;
Me retinent vinctum formosae vincla puellae,               
Et sedeo duras ianitor ante fores.
Non ego laudari curo, mea Delia; tecum
Dum modo sim, quaeso segnis inersque vocer.
Te spectem, suprema mihi cum venerit hora,
Te teneam moriens deficiente manu.               
Flebis et arsuro positum me, Delia, lecto,
Tristibus et lacrimis oscula mixta dabis.
Flebis: non tua sunt duro praecordia ferro
Vincta, neque in tenero stat tibi corde silex.
Illo non iuvenis poterit de funere quisquam               
Lumina, non virgo, sicca referre domum.
Tu manes ne laede meos, sed parce solutis
Crinibus et teneris, Delia, parce genis.
Interea, dum fata sinunt, iungamus amores:
Iam veniet tenebris Mors adoperta caput,             
Iam subrepet iners aetas, nec amare decebit,
Dicere nec cano blanditias capite.
Nunc levis est tractanda Venus, dum frangere postes
Non pudet et rixas inseruisse iuvat.
Hic ego dux milesque bonus: vos, signa tubaeque,             
Ite procul, cupidis volnera ferte viris,
Ferte et opes: ego conposito securus acervo
Despiciam dites despiciamque famem.



Que sea otro el que acumule riquezas de oro brillante y tenga muchos terrenos para cultivar, otro al que el trabajo cotidiano lo asuste con un enemigo cercano, cuyos sueños espantan los pulsos guerreros de Marte. A mí, que me lleve por una vida ociosa mi pobreza, mientras mi hogar brille con un fuego perenne.

Yo mismo, siendo labrador, plantaré en el momento justo las tiernas vides y las hermosas manzanas con mano delicada. Que no se vaya la esperanza, sino que me proporcione siempre montones de frutos y abundantes licores en un lago lleno.

De verdad: me vuelve loco, o si un tronco desierto en los campos o una vieja piedra de una encrucijada tiene floridas guirnaldas, y cada vez que el año nuevo me trae el fruto se pone como libación ante el dios de los agricultores.

Rubia Ceres, que sea para ti la corona de espigas de mi campo, que cuelgue ante las puertas del templo, y que el enrojecido Príapo sea colocado como custodio en los huertos frutales para que espante a las aves con su hoz severa.

Vosotros también, Lares, custodios entonces de un campo, ahora dichoso ahora pobre, lleváis vuestros regalos. Entonces, una tercera sacrificada purificaba ilimitados terneros, ahora una cordera es la pequeña víctima de mi modesto campo. Una cordera será entregada, alrededor de la que los jóvenes del campo clamarán: “¡Ea, dad trigo y buenos vinos!”

Os queda ya sólo vivir contento con poco y no estar entregado siempre a un largo camino, sino evitar bajo la sombra de un árbol la salida calurosa del Can, junto a los ríos de agua que fluye. Sin embargo, no me avergonzará haber tenido entretanto el rastrillo o con la azada haber increpado a los lentos bueyes. Ni me avergonzará llevar a casa en el regazo a una cordera o una cría de cabra abandonada por la madre olvidadiza.

Pero vosotros, ladrones y lobos, respetad a mi pequeño rebaño: las presas deben cogerse de una manada grande. Aquí yo mismo cada año suelo purificar a mi pastor y mojar gustosamente a Palas con leche. Asistidme, dioses, y no despreciéis los regalos de una mesa pobre ni pequeñas vasijas de barro. Primero, el anciano campesino de hizo copas de barro, y las adornó con manejable arcilla.

No quiero yo las riquezas y los frutos de los mayores, los que la mies almacenada trajo al viejo anciano. Es suficiente un pequeño campo, suficiente descansar en una cama si es posible posar los miembros en el lecho de costumbre. ¡Cómo place oír a los fieros vientos mientras yaces y tener a una chica en tu tierno regazo, o, cuando el Austro invernal funde las aguas gélidas, seguir durmiendo, acurrucado ante un fuego agradable.

Que me sea esto dado. Que sea rico con derecho el que puede soportar el furor del mar y las pesadas lluvias. ¡Que perezca lo que sea oro o esmeraldas, antes de que una sola muchacha llore por mi marcha! Mesala: a ti te conviene batallas por tierra y por mar, para que tu hogar exhiba los logros enemigos: a mí me retienen atado las cadenas de una bella muchacha, y me siento como un vigilante ante sus severas puertas. Yo no me preocupo de ser alabado, Delia mía; mientras esté a tu lado, pido que me llamen vago y perezoso.

Deseo verte cuando la última hora me llegue, y ojalá te toque con mano torpe mientras muero. Me llorarás también colocado en una pira, Delia, y me darás besos mezclados con tristes lágrimas. Me llorarás, pues tu corazón no está sujeto con duro hierro, ni tienes una piedra en tu tierno pecho. Ningún joven, ni muchacha, podrá llevar a casa desde el funeral los ojos secos. No ofendas a mis Manes, Delia, sino que preocúpate de tus cabellos esparcidos y tus tiernas mejillas.

Entretanto, mientras los hados sean propicios, unamos nuestro amor: ya vendrá la Muerte con una cabeza llena de tinieblas, ya entrará inerte y no convendrá amar ni decir palabras de amor con la cabeza canosa. Ahora la dulce Venus ha de ser adorada, mientras no te avergüence romper puertas y te guste levantar disputas.

Yo aquí soy buen soldado y general: vosotros, estandartes y trompetas, id lejos, llevad las heridas a los hombres que sí las quieren, y también las riquezas. Yo, tranquilo con mi ganancia obtenida, despreciaré la riqueza y despreciaré el hambre.


Y nada más.




lunes, 19 de febrero de 2018

EL DOLOR DE LA LUCIDEZ



El año que viene casi todos ustedes serán profesores. De Literatura no saben demasiado, pero lo suficiente para empezar a enseñar. No es eso lo que me preocupa; me preocupa que tengan siempre presente que“enseñar” quiere decir mostrar.

martes, 13 de febrero de 2018

DOS POEMAS DE FRANCISCO GUERRERO CANO


8

qué será de nosotros si nos acomodamos
al silencio ovalado de las tumbas abiertas
al dolor de la infancia a la lluvia de otoño
al lapso horizontal que equilibra un presente
convulso y lapidario con su abrasador péndulo
cómo se puede ser siendo solo uno mismo
si somos la delgada nervadura en las hojas
de los espinos blancos su olor y su reflejo



13

divina proporción en las fachadas cuerpos
que serán girasoles cultivados en tierras
consumidas nos guarda una conspiración
íntima en las afueras de asiria y babilonia
en las urnas solares de anhelos abrasados
por piras milenarias detentamos los límites
de nuestro pluralismo soy el resto del mundo
isla ciudad tormenta soy mi nombre inspirando
y espirando las letras que lo componen sangre
racional navegando por kepler y durero
han venido a buscarme a ti ya te encontraron
y no has limpiado el culto no te rindas escribe
el refugio del ser se encuentra en las palabras




Francisco Javier Guerrero Cano
LAS RAZONES DEL AGUA
Editorial Adeshoras, 2017