Una copa.
El fuego.
La paz de los perros.
Tabaco, siempre, si hay libro.
Y Raúl Herrero.
Tarde perfecta.
Anónimo sin título
Un cuerpo roto, al final del pasillo,
vestido de gondolero.
Inmóvil, con la vista alejada,
los ojos huecos,
inmóvil, los ojos muertos,
las piernas quebradas.
El cuerpo preside mis sueños;
lo intento asustar con mil muecas;
permanece mudo, fuera y dentro
del mundo, fuera y dentro.
Pasa el tiempo como una losa de bicicletas,
él cada vez es más yo.
Raúl Herrero
Te mataré mientras vivas (Pregunta, 2017)
Grandiosa idea la de publicar este poema.
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