EL ESTADO DE VIOLENCIA
Si soy la huella que me afirma,
la pala que vence el vértigo y ahora qué,
la carga se reduce. Moralidad
o no.
El nudo ahoga el pozo. No hay luces. Sequedad
en la garganta.
Y la tierra no extirpada se mezcla con las cenizas de los
muertos.
Desprenderme del lodo sin tocarme los labios. Agonizar,
porque el luto antecede a la noche.
Vi el rostro de mi hermano, arde.
Lo salvaje
me muestra el camino. Doblega lo cruel, ahora
es brutal. Pero el don que se aloja en mí,
aves de color ocre extraen
para saciar el dolor que inflijo.
La bestia se acomoda.
Las paredes serán carne de viento. Y así queda establecido
el estado de violencia.
Luci Romero
(De Western)
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