viernes, 11 de diciembre de 2015

INFIERNO Y NADIE de Antonio Marín Albalate



Atormentado y solo
sufre
el silencio de tus labios.




Anoche no quisimos faltar a la cita en el Café Ficciones de Murcia de la presentación de la antología de Antonio Marín Albalate INFIERNO Y NADIE, que acaba de publicar Unaria Ediciones. Un cariñoso Ángel Paniagua fue el encargado de presentar el acto de Albalate, ese poeta que a veces hemos visto desdoblado en otros nombres, otros poetas.

Cierto es que -dado cómo suceden los días (y a veces las noches)- no he podido más que leer el estudio preliminar de José Luis Abraham López (al que doy desde aquí la enhorabuena por el maravilloso recorrido que hace de la obra de Antonio), sobre el que poco más se puede decir y del que me permito la licencia de citar con un párrafo que resume mucho sobre la poesía de Albalato (como yo lo llamo):

“Si múltiple en los temas (desencanto vital, talante social, erotismo, muerte, metapoesía) otro tanto sucede en los registros. La poesía encierra en sí misma una percepción acústica y un sentimiento. En Antonio Marín la palabra goza de una vida independiente, un sentido y un ser únicos.”

Gracias a Amelia Díez Benlliure por su amabilidad y su esfuerzo -que me consta-, a Unaria Ediciones por el maravilloso trabajo, y sobre todo gracias a Antonio por ser como es, no sólo por el poeta que uno se encuentra en sus libros, sino por todo lo que hace por la literatura, desde hace ya años, concretamente con El Diván.

Si no sabéis qué regalar esta Navidad, os lo recomiendo, ya no sólo porque sea una golosa selección de la obra de Antonio (un recorrido desde 1978 hasta el año pasado, nada más y nada menos), sino porque cuando uno lee a Antonio en cierto modo se reconcilia con la vida. Y con la muerte. Definen su obra palabras como ingenio, sexo, insatisfacción, dolor, Yolanda, ironía, soledad, Panero, poesía, memoria. Y más. Mucho más. 

Un amplio recorrido -desde su APOCALIPSIS EN MÍ MENOR PARA BAJO, A UNA SOLA VOZ hasta el reciente POEMAS DE CUERPO PRESENTE- que no hay que dudar en llevarse a casa para disfrutarlo poco a poco, para sentir la complicidad que Antonio trasmite, sus desdoblamientos, su vitalidad. Y así te leo hoy, Antonio, junto a la chimenea.



SUEÑO EN LA NEGRURA

Abandonado y solo, desterrado del paraíso,
ángel caído, muerdo el polvo del mundo, sintiendo
sobre mí el hundimiento del universo.

Es tan tarde ya en mis ojos, padre mío,
para llorar tanta muerte inútil,
la infancia (perdida) que no tuve,
mi juventud sin apenas sobresalto,
y de aquel amor adolescente su exterminio…

Ah, esta bestia negra que me aniquila
el pensamiento.

Juguetes de las sombras soy.
  


Gracias, Antonio, por ser.







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