¿Quién cojones sigue tomando las aguas en el siglo XXI?
Miembro de la Junta
A mis compañeros de la Junta*:
Un hombre no puede obviar la verdad. No puede regresar voluntariamente a las tinieblas o quedarse ciego una vez que tiene vista, como tampoco puede volver a nacer. Somos la única especie con capacidad de introspección. La única especie con la toxina de la desconfianza en uno mismo impresa en nuestro código genético Cada uno de nosotros, con sus dones, edificamos, compramos, consumimos, nos engañamos con la ilusión del éxito material. Engañamos y trampeamos mientras escalamos hasta la cima de lo que definimos como el triunfo. La superioridad frente a otros seres humanos.
Tenemos una enfermedad dentro que asciende como la bilis, que nos deja un sabor amargo en lo profundo de la garganta. Está en cada uno de los presentes, alrededor de esa mesa. Negamos su existencia, hasta que un día el cuerpo se rebela contra la mente y grita: NO SOY UN HOMBRE SANO. Sin duda pensaréis en la fusión, en la impura unión de dos realidades igualmente enfermas, pero la verdad no puede ser ignorada, pues sólo cuando sabemos qué nos aqueja podemos aspirar a encontrar su cura.
No voy a volver. No intentéis poneros en contacto conmigo.
Atentamente,
Roland E. Pemproke
*De LA CURA DEL BIENESTAR (Gore Verbinski, 2017)
No hay comentarios:
Publicar un comentario