martes, 28 de junio de 2016

AL MODO DE ARQUÍLOCO: UN POEMA DE JAVIER LORENZO CANDEL




De no tener esta portada, de no ser su nombre, de no existir su perfil en Facebook, sería Arquíloco. ¿O no? 

Recomendación total.



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No eches de menos un lugar alumbrado
por luces de familia, la infancia y su certera
manera de vivir, que no defrauda
a quien la viva urgente,
los primeros peligros, la prohibición del padre,
la provisión de esos juegos domésticos
y las lunas de agosto.

No eches de menos nada que ya tuvo su turno
y su definición, no llames a esas horas
de la felicidad, muy hondamente
pobladas de poca soledad e indiferencia.

Pues lo que añorarías
sería una ficción que a tu lado recrea, vigorosa,
aquello que se ha ido.
Y no es bueno el encanto de las cosas fingidas,
porque dejan entonces un tiempo provechoso
para la desazón.

No eches de menos nada
porque así vivirás perturbado,
en un falso tributo a la apariencia.

                              
                                          Javier Lorenzo Candel


Y por si quieren leer un poema de Arquíloco de Paros (650 a.C.), traducido por Carlos García Gual, éste sería un buen ejemplo:

Corazón, corazón de irremediables penas agitado,
¡álzate! Rechaza a los enemigos oponiéndoles
el pecho, y en las emboscadas traidoras sostente
con firmeza. Y ni, al vencer, demasiado te ufanes,
ni, vencido, te desplomes a sollozar en casa.
En las alegrías alégrate y en los pesares gime
sin excesos. Advierte el vaivén del destino humano.



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